Así
lo expresó Benoît Coeuré, presidente del grupo de trabajo y del Comité
de Pagos e Infraestructuras de Mercado del Banco Internacional de Pagos
(BIS, por su sigla en inglés). El banquero francés, que también es
miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), cree que
estas monedas sólo lograrán una credibilidad auténtica si se exponen a
una supervisión rigurosa, como la del resto de agentes del sector
financiero.
“Hay
que aplicar el concepto de mismo negocio, mismos riesgos, mismas
normas”, que indica que el acercamiento por parte de los reguladores a
estos nuevos activos debe ser global, sostuvo Coeuré. “Cualquier vacío
legal o inconsistencia debe ser identificado y abordado”, destacó.
Pero
que la puesta en marcha de la Libra de Facebook y otros activos de este
tipo conlleve riesgos y precise una supervisión estricta no quiere
decir que las autoridades no valoren el proyecto, a diferencia de lo que
ocurrió con el bitcoin, criticado por los supervisores por su
volatilidad y carácter especulativo. Según asegura el grupo de trabajo
del G7, la moneda de Facebook (y el resto de potenciales stablecoins que
pudieran surgir en el futuro) tiene potencial para alimentar la
competencia en los servicios de pagos, para abaratar y hacer más rápido
el envío de remesas y mejorar la inclusión financiera.
Esto
resulta especialmente relevante en aquellas regiones con mayores
carencias en lo que se refiere al acceso a los servicios bancarios y de
pagos por parte de la ciudadanía, como los mercados en desarrollo.
“El
desarrollo de estas iniciativas destaca la necesidad de incrementar los
esfuerzos públicos y privados para mejorar los sistemas de pago ya
existentes”, explicó el banquero francés.
Para
el grupo de trabajo del G7, todavía es necesario un esfuerzo
significativo por parte de los desarrolladores de estas monedas, así
como una mayor conexión respecto a los potenciales usuarios y las
autoridades públicas.
“Eso
sólo se conseguirá si se asegura la transparencia de los procesos y se
proporcionan más datos para realizar evaluaciones”, agregó.
En
la actualidad, los riesgos son mayores que las ventajas. Entre los que
más preocupan a las autoridades destacan los problemas de
ciberseguridad, la posibilidad de fomentar el lavado de dinero, el
financiamiento del terrorismo y la evasión de impuestos. Además, temen
las disrupciones sobre la estabilidad financiera, sobre la propia cadena
de transmisión de la política monetaria y sobre el sistema de pagos
internacional. De momento, Facebook ha paralizado el desarrollo de Libra
hasta lograr la autorización pertinente.
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